miércoles

NUEVA FAMILIA


Cómo sobreviví y lo que ocurrió en los dos días siguientes he tenido que averiguarlo pues no recuerdo nada. Pensé que había muerto aunque evidentemente, no  fue así. Parece ser que, mientras yo estaba en un estado de semiinconsciencia, notando como el calor de la vida iba dejando mi cuerpo, ocurrió algo totalmente inesperado.


Ante el caos y la muerte que estaban causando las criaturas del hechicero, los habitantes del bosque que intentábamos cruzar fueron alertados. Estos seres, acostumbrados a vivir en comunión con los árboles y los seres de la naturaleza, son conocidos como Elfos, y ellos fueron quienes respondieron al ataque de mis agresores. Sé que no mataron al hechicero, por desgracia fue prudente y huyó ante la fuerza que demostraron los Elfos que tan solo consiguieron abatir algunas de sus criaturas y siervos. Sé que me rescataron justo antes de que fuese imposible hacer nada por mi. Se me había drenado gran parte de la esencia vital y una prueba de ello quedó grabada físicamente en mi. Desde entonces, un mechón de mi cabello, en la parte frontal, nace totalmente blanco desde la raíz. Hace casi 9 años de aquello y jamás ha recuperado el color. Pero no me importa, es el recuerdo intrínseco de una promesa.

Cuando por fin desperté, esperando que todo hubiese sido una pesadilla, me encontraba en una de las habitaciones de mi casa, pero no era la mía. Me levanté e inmediatamente una doncella vino a asearme y darme de comer. Era una enviada de palacio que me cuidaría hasta que se decidiera qué iba a ocurrir conmigo.

Pronto se iba a celebrar una reunión con mis familiares más directos  que el mismo rey presidiría en honor a mi padre, porque él lo hubiese querido así. De modo que la doncella se aseguró de vestirme con mis mejore galas, de adornar y perfumar mi pelo y hacerme parecer un ángel para que mis parientes me acogieran con gusto. Aunque nada más lejos de la realidad.

La reunión se celebró en uno de los salones de palacio y, para sorpresa de todos, no acudió prácticamente ninguno de mis parientes. Algunos emisarios y criados ofrecieron las disculpas de sus señores pues tenían miedo de que quien había matado a mi padre, fuese también a por ellos ya que yo estaba marcada. Evidentemente el rey era un hombre ocupado y no podía hacerse cargo de mi por mucho que apreciara a mi familia. Pensé que me quedaría huérfana y abandonada, tal como me sentía por dentro desde el mismo instante en que vi morir a mis padres.

De repente, una voz habló desde el fondo de la sala. "Yo me haré cargo de ella, la trataré como a una hija y nada le faltará. Su padre fue un hermano, un amigo, un consejero. Y su madre también fue una gran amiga, así como una creadora de lazos entre nuestros pueblos."
No podía creer lo que estaba ocurriendo. La voz pertenecía al líder de los Elfos que me salvaron de una muerte segura. Me miraba con firmeza, aunque su mirada no era dura. Esa ambigüedad me desarmó, no había nada que objetar y, ante la falta de cualquier otro candidato, quedé a su cargo.

En ese momento yo era incapaz de imaginar el cambio que daría mi vida. Esa vida de princesita que había llevado terminaba de forma radical y me iba a vivir con desconocidos, elfos, en el bosque.

No puedo decir que no me resistiera, llorara y pataleara. No lo hice delante del rey, pero sí de camino a mi nuevo hogar. Recogí las pocas pertenencias que me permitieron llevar además de unas cuantas cosas de mis padres que no pude evitar que cogieran, aunque no vi qué era. Me montaron en un caballo, detrás de mi nuevo tutor y nos dirigimos al bosque, literalmente a la oscuridad del bosque.
Cabalgábamos por una especie de sendero. De vez en cuando se podía apreciar una pequeña marca en los árboles que rodeaban dicho sendero. Más tarde aprendí que esa era su forma de dibujar el camino. Finalmente, llegamos a un claro enorme, aunque de lejos era indistinguible de la espesura. Sus casa, por así llamarlas, no parecían invadir el bosque. Al contrario, tanto la forma como la distribución armonizaban con la naturaleza. Las había al nivel del suelo, pero también se insertaban en los árboles...

No sé si lo he mencionado y a pesar de que confío que quien esté leyendo esto conozca la raza élfica, ha de comprender el impacto que me produjo encontrarme de repente rodeada de los hombres y mujeres más extraordinarios que jamás había contemplado. Su porte, su hermosura, traspasaban todos los límites que yo conocía. Ni la mujer más bella de cuantas conocía podía compararse a aquellas mujeres. Su tez parecía irradiar luz. Sus voces eran cristalinas, sus formas exquisitas y la forma en la que me acogieron me hicieron llorar de alivio.

Reconozco que los primeros días fui una huésped bastante difícil, insoportable, caprichosa, mimada y llorosa. Aunque supongo que me lo permitieron por respeto a mi dolor. Mi nuevo "padre" me dejó en manos de las mujeres para que me consolaran. Aquellas mujeres gráciles, dulces y bondadosas intentaban apaciguar mi dolor y poco a poco lo consiguieron. Me vistieron con ropas suyas, de telas ligeras y colores naturales y me sentí más integrada y lo suficientemente tranquila para pensar en mostrar algo de gratitud a mi protector e intentar averiguar el por qué de su amabilidad.

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